Si el asma se controla adecuadamente durante toda la gestación, el pronóstico es favorable y no difiere mayormente de otro embarazo. Sin embargo, si se abandona el tratamiento, las consecuencias pueden ser muy graves para la madre y la vida intrauterina.

Está demostrado que un asma severa y no controlada puede afectar seriamente el desarrollo fetal, aumentando en forma significativa las probabilidades de parto prematuro, bajo peso al nacer e incluso de aborto. Y en la madre, por su parte, puede provocar patologías ginecológicas severas, como hemorragias uterinas.

Afortunadamente, ese escenario cambia en forma considerable cuando esta patología se mantiene bajo control médico y con el tratamiento adecuado. De hecho, tal como confirma el doctor Marco Antonio Chahuán, Jefe del Departamento Broncopulmonar del Hospital Clínico San Borja-Arriarán, el asma no es una contraindicación para embarazarse.

“En la actualidad, existen tratamientos muy efectivos para alcanzar el completo control de esta patología en al menos en el 95 por ciento de los enfermos”, precisa es especialista.

Informarse es vital

Desde el momento en que la mujer que padece de asma confirma su embarazo, debe comentarlo con su médico. “Es fundamental que tanto ella como su pareja y su entorno inmediato cuenten con información adecuada sobre este tema y comprendan la importancia de mantener el tratamiento para preservar la salud de la embarazada y del feto”, recalca el doctor Chahuán.

El especialista agrega que es común que las asmáticas abandonen la medicación o la disminuyan cuando se embarazan, situación que las hace más propensas a descompensarse. “Por eso es importante que exista una buena relación médico-paciente, con un entendimiento claro de las indicaciones para que no existan temores infundados que lleven a un mal manejo del asma. El profesional debe brindarles seguridad respecto a que el tratamiento no le va a provocar daño al feto”, apunta el profesional.

Para tranquilidad de futuras madres asmáticas, el embarazo es compatible con esta enfermedad respiratoria y su tratamiento. Aunque éstos son individualizados, es decir, deben adaptarse a las características de cada paciente, el doctor Chahuán aclara que la mayoría de los fármacos usados para el asma en mujeres no embarazadas también pueden utilizarse durante el período de la gestación.

“Pero el abandono de los medicamentos se ha relacionado muy estrechamente con un mayor número de visitas a urgencias, con crisis asmáticas más severas y con recaídas más frecuentes”, agrega este especialista. Lo grave es que cuando la futura madre experimenta una crisis asmática se produce hipoxia fetal, es decir, el bebé en formación recibe menos oxígeno, situación que puede dar origen a una serie de alteraciones, que van desde un retraso en el crecimiento gestacional y parto prematuro hasta la muerte fetal, en los casos más críticos.

Evolución del asma en embarazo

Distintos estudios han demostrado que el asma puede cambiar su severidad durante el embarazo. Se estima que en un tercio de las embarazadas, esta enfermedad permanece igual que antes, en otro tercio se agrava y en el otro, mejora.

Hay varias teorías para explicar estas modificaciones, sin embargo, cualquiera sea el caso, el asma siempre debe mantenerse bajo control médico.

“Existen algunos parámetros que permiten sospechar qué curso puede tomar este cuadro en un determinado embarazo, por ejemplo, saber qué ha pasado en gestaciones anteriores (si la mujer tiene más hijos), porque generalmente esta respuesta se repite. Asimismo, se debe considerar si se trata de un asma muy severa o de difícil manejo, porque en estos casos la enfermedad también tiende a empeorar”, concluye el especialista broncopulmonar.

Junto con seguir el tratamiento, las embarazadas asmáticas deben cumplir medidas de cuidado elementales como no fumar, evitar las enfermedades respiratorias y evitar los alérgenos ambientales, entre otras precauciones.


Doctor Marco Antonio Chahuán,
Hospital Clínico San Borja-Arriarán
Consulta: +5622398683